lunes, 12 de agosto de 2013

El Doríforo de Policleto



Contexto histórico.



Obra típica del período clásico del s. V a C., representa un momento  culminante dentro de la evolución de la escultura griega. Conservamos pocas obras del artista, Policleto. Pertenece a la escuela de Argos y trabaja en los años de Fidias (entre el 460 y el 420 a. C.), aunque como escultor del bronce. Sus obras originales no se conservan, pero sí buenas copias en mármol encargadas por clientes de Roma, como es el caso de la obra que comentamos (la copia más destacada es la del Museo de Nápoles procedente de Pompeya). Tendrá continuadores en el siglo IV a. C. Incluso en Roma, se ve su estilo en obras como el Augusto de Prima Porta.

Descripción formal




Imagen tallada en mármol blanco, de bulto redondo, exenta, copia de un original en bronce. Doríforo significa el que lleva la lanza. Se trata de un atleta vencedor, que algunos quieren reconocer como Aquiles. La obra tiene merecida fama al ser un ejemplo de los rasgos que caracterizaron a la escultura clásica griega.



En primer lugar, el dominio técnico alcanzado por el escultor, auténtico maestro en la representación del cuerpo desnudo masculino, lo que le permite reflejar de una manera más natural la anatomía, redondeándose la musculatura propia de un atleta. Aquí todavía se intuye cierta sencillez que remite a formas geométricas. Las líneas del pecho y del bajo vientre están muy marcadas, formando segmentos de un óvalo. La forma esférica de la cabeza ha hecho recordar que Platón defendía que los dioses habían dado esa forma a la zona más noble del ser humano como imagen de la figura del universo. Así el pelo se ciñe al cráneo para no romper el contorno esférico.



En segundo lugar, lo más destacado de él es el Canon o cálculo de proporciones medido por el escultor, para conseguir una imagen de belleza ideal, basada en el estudio de la naturaleza. El tratamiento anatómico está supeditado el cálculo matemático.La proporción consiste en que el cuerpo completo mide 7 cabezas. Hizo también el cálculo del rostro, que se divide en tres partes iguales, señaladas por las cejas, la base de la nariz y el mentón.




El equilibrio y armonía de los movimientos se consigue mediante el "contraposto", posición más natural de un cuerpo en reposo, que consiste en flexionar una pierna dejando rígida la otra, lo que inclina ligeramente la línea de las caderas y hombros. Igualmente mantiene rígido un brazo mientras flexiona el otro. Policleto perfecciona esta actitud iniciada ya por escultores anteriores al llevar más atrás la pierna que descansa y tocar el suelo sólo con los dedos del pie. De este modo la figura gana en profundidad (a lo que contribuye también el brazo que lleva la lanza) y da una mayor impresión de vida. La cabeza gira ligeramente hacia la izquierda rompiendo con la frontalidad, aunque la figura está concebida para observarse desde un único punto de vista principal (unifacialidad). El movimiento del atleta es tranquilo: parece andar con su lanza en la mano derecha apoyada en el hombro y busca expresar a la vez vitalidad y serenidad, dos ideales del clasicismo. No se renuncia pues a la placidez y calma que emanaba ya de las obras del período arcaico. La expresión del rostro más bien serio y abstraído está poco acusada.







Significado



La teoría más aceptada es que se trata de un atleta vencedor, representado en una escultura votiva o regalo para un templo. No conservamos la obra original propia de Policleto (siglo V a C.) El vencedor agradece a los dioses su ayuda para la victoria. El templo era el lugar donde se celebraban competiciones sagradas propias y exclusivas de los hombres; competían desnudos, tal como reflejan sus imágenes. Cuando un atleta lograba tres victorias, tenía derecho a una estatua en honor del dios del lugar, generalmente Apolo o Zeus.



La obra busca al mismo tiempo mostrar la belleza física y el equilibrio espiritual, adecuado a un atleta vencedor, un ser que consideraban protegido por los dioses; el rostro se muestra pensativo, como en otro mundo, de acuerdo con el objetivo del artista clásico, el reflejo de la “sofrosine”.



Policleto se distinguió, además, por una vocación teorizante con un afán didáctico. Parece pues que la obra buscó voluntariamente ejemplificar la teoría desarrollada por Policleto en su libro llamado “Kanon” (“norrma”), sobre las proporciones ideales del cuerpo humano, la relación armónica de las partes, unas con otras y cada una con el conjunto (un dedo con el antebrazo, este con el brazo,…), de ahí que también la escultura sea conocida con el nombre del “canon”.

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